Cuando mis arrugas no percibían la luz aún,
santiguado mire lejos, como buscando el cielo,
como para maldecirlo,
y prosternado arañando el suelo recité mi ultima plegaría,
al infinito....
excitado y con ímpetu, en los pechos de un abismo delicioso y próximo
hundí mi rostro buscando a mi madre, sincera y voluntariosa,
tierna y dulce, la mejor piel, que debe ser devorada y chupada
por los mas tiernos labios con la sonrisa mas perturbada escondida
tras el acto mas puro, pero hay dientes poblados de maldición,
indignos de tal acto, sin ese hermoso cuadro,
también odio el sol y su calor,
y a veces es lo único que logro sentir,
y también a veces aún me duele ver la tristeza de aquél joven,
en su exilio tan desgarrador, tan inmenso,
tan agobiado y solo.
Huí rápidamente con un trozo de mi última sonrisa,
manchando las paredes de su ultima fragancia,
robé un trozo de su mejilla de porcelana,
y no dije nada, esta vez, quedé estupefacto,
se acerco tan, tan... tan solo se acerco,
un ángel aquí, que pregunta por el paradero de mis alas,
y yo sin mover mi mejor arma,
bebí y casi lo olvide todo.
y en una mirada pedí compasión.
Volví a aquél lugar,
había lágrimas del recuerdo,
y también había momentos que yo desee fracturar,
perdí tanto, y avance y avance,
y mis ojos tapados....
Maldición!!!!!
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