Ojala alguien entendiera este dolor de cigarrillos, de vals,
del silencio fúnebre que acompaña mis herejes horas en soledad,
de alcohol, de mas vicios, de espacio de sobra, de farsa de vida desperdiciada.
Espíritus malvados que rondan despeinando el corazón,
un corazón a rastras, Sabina le diría: podrido de latir.
Y en la habitación se acabó la pólvora,
y la cama que sigue tendida esperando ser irrumpida súbitamente por un asalto de amor,
llora el sudor del juglar, añejo ya.
El eco a la distancia de alguien cayendo por enésima vez,
y su llanto tan opaco, y volver a escalar,
y armarse de fuerza, y salir a la barahúnda a ver miles de sonrisas,
solo para sentirse mas solo...solo por...solo.
Ojala alguien entendiera, y derribara de un bofetón este dolor, esta tristeza,
que yo no puedo solo, y por mas piedra pequeña que parezca, me ha aplastado...
miércoles, 31 de diciembre de 2008
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